La principal diferencia es que un administrador de fincas colegiado está inscrito en el Colegio Oficial de Administradores de Fincas, lo que garantiza que:
- Cuenta con la formación adecuada y actualizada.
- Cumple un código deontológico profesional.
- Tiene acceso a seguros de responsabilidad civil y servicios de mediación.
- Está sujeto a un control profesional por parte del colegio.
Contratar a un colegiado da mayor tranquilidad, ya que ofrece un respaldo institucional en caso de conflictos o mala praxis, algo que no siempre sucede con administradores no colegiados.